Physalia physalis. Es técnicamente un sifonóforo, conocido como carabela portuguesa o aguaviva y es uno de los organismos más peligrosos que pululan por nuestras costas. Queda el consuelo de que no es, ni mucho menos, de las que más abundan. Es difícil encontrarse con una carabela portuguesa.

Flota en el agua gracias a un flotador lleno de gas y puede medir hasta 30 centímetros de diámetro. Sus filamentos llegan a alcanzar los 20 metros cuando están totalmente extendidos.

Su picadura, que provoca una quemadura en la piel, puede llegar a matar por paro cardíaco o agotamiento, al provocar un shock anafiláctico en el bañista. Es mucho más peligrosa en niños o en personas débiles o con menos defensas, como los ancianos.

Pelagia noctiluca. Es probable que sea la que más picaduras realiza en España, porque es de las más comunes y de las más peligrosas. Sus ocho tentáculos pueden medir más de dos metros y tener una densidad de células urticantes de hasta 100.000 por centímetro.

Es transparente y rosácea, con manchas amarillas y tiene fosforescencia. Su líquido urticante provoca un dolor intenso, inflamación y enrojecimiento de la piel. Hay que tratar la herida para evitar infecciones.

Suele pasar que alguien reciba una descarga por contactar con una medusa que está a un par de metros de distancia y a la que la víctima está viendo. La longitud y la transparencia de los filamentos son los culpables de la desagradable sorpresa.

Cubomedusas. Son las más peligrosas que existen; su veneno es más nocivo que el de la cobra. Pueden llegar a matar a personas: en Australia ya hay más muertes por picadura de cubomedusas que por ataques de tiburón.

En zonas de la gran barrera coralina hay señales que prohíben el baño por peligro de muerte, precisamente por la presencia de estas medusas. No forman colonias, sino que se ven individuos solitarios, por lo que son aún más difíciles de detectar.

Tienen una umbela en forma de tubo y casi cuadrangular y viven en aguas tropicales. Sin embargo, este dato no quiere decir que no puedan llegar al Mediterráneo. De hecho, ya han atravesado el canal de Suez y han creado graves problemas en Israel y algunas zonas de Grecia.

Entre las cubomedusas destaca una descubierta recientemente, la irukandji, una pequeña medusa que ya ha matado a cerca de 70 personas.