La mejor informacion sobre agapornis - 6 - 49-10105 |
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El agapornis es un género de ave que pertenece a la familia de los Psittaculidae, vulgarmente, algunos los llaman las aves “inseparables”. De hecho, su nombre viene de la nuevo de la palabra griega ágape, que significa amor o afecta, y ornis, que significa ave.
Puesto que el macho y la hembra de agapornis son inseparables, pasan un buen tiempo juntos, se arreglan las plumas el uno al u otro o se acorrucan juntos, es un nombre que le viene muy bien.
La manera fisica de los agapornis es bastante especial. Se trata de loros pequeños, con un total de 9 especies, cuyo tamaño está comprendido entre los trece y dieciseis cm, conforme que especie. Sus plumajes son muy coloridos y resaltan por su cola corta.
¿De qué manera acostumbra a ser el comportamiento de un agaporni?
Los agapornis acostumbran a ser animales bastante confiables con el ser humano, si bien considerablemente más con lo de su propia especie y otras aves. Generalmente no acostumbra a ser un animal violento ni que suela atacar, salvo que sea sienta muy conminado. Existen una serie de pistas que ayudan a conocer cuál es el estado anímico del ave.
¿Cuánto vive un agapornis?
Es una buena pregunta. Lo cierto es que la esperanza de vida de estas aves no cambia en base la especie, sino que más o menos todas y cada una suelen vivir lo mismo. Además de esto, es una de las especies de aves más longevas.
El tiempo de vida medio es de unos 12 años, mas con un buen cuidado, estas aves pueden llegar a vivir los quince años sin inconvenientes siempre que se les haya alimentado bien y el dueño le haya dado los cuidados adecuados. No es algo difícil, pues el animal solo precisa de unos 20 minutos de atención al día.
¿Cómo saber si un agaporni es macho o hembra?
Todo el planeta dice que lo mejor es mirar los órganos genitales del ave para cuanto te preguntas cómo saber si un inseparable es macho y hembra, pues los huesos de la pelvis del macho están más juntos al tiempo que los de la hembra están separados y son redondeados, lo que permite que pueda poner los huevos. Mas hay otras pautas que asisten a saber el sexo del ave.
Por ejemplos, a la inversa que en otras especies, las hembras suelen ser más grandes que los machos, debido a la dura labor de poner los huevos. La cabeza de las hembras suele ser redondeada y con el pico más grande, al paso que los machos tienen una cabeza más uniforme y un pico pequeño. Las hembras suelen ser más beligerantes y territoriales con otras roseicollis azul aves que los machos.
¿Cómo se puede lograr la confianza de un agapornis?
Muchos verán vídeos en Internet dónde los dueños llevan tranquilamente a sus agapornis del hombro o en su mano. Esto no es una cosa que se consiga del día por la mañana. Precisa de mucho tiempo de trabajo y paciencia a fin de que el ave coja confianza con su dueño.
Al comienzo lo mejor es sostener un poco las distancias. El ave al estar encerrado en una jaula, sin tener nada de libertad, se va a sentir un tanto triste. Además de esto, se encontrará en un entorno que no conoce, lo que lo pondrá un tanto nervioso. De tal modo que, durante los primeros días hay que evitar tocarlo o intentar cogerlo a toda costa.
Pasados dos días es cuando hay que empezar a procurar ganarse la confianza del ave. Para ello lo mejor es que la jaula esté ubicada en una sala dónde se haga bastante vida social, como un salón o un comedor. Poco a poco hay que acercarse a la jaula y vocalizar su nombre, a fin de que se vaya acostumbrando a la palabra. Mas si se aprecia que el animal evita el contacto lo mejor es dejarlo estar. Poco a poco el animal se va a ir acercando al dueño a reconocerlo. Mas aún no estará listo para dejarse tocar.
Llegará un momento en el que el animal no se asustará al ver a su dueño acercarse a la jaula. En un caso así hay que intentar empezar a darle comida de manera directa de la mano, manteniendo la cama en todo momento. Al principio el animal puede que dude en acercarse, pero poco a poco lo va a hacer. Tal vez no se logre a la primera, mas lo terminará haciendo.
Cuando ya se consiga que coma sus “snacks” de la mano, es el instante de comenzar a procurar que el agapornis se suba al dedo. Para ello hay que tocar levemente su abdomen, dándole un ligero empujón para animarlo a subirse. Es posible que se baje enseguida, con lo que en ese instante hay que dejarlo estar y regresar a probarlo al día siguiente. Al poco tiempo se habituará a subirse al dedo, y entonces será el momento de sacarlo de la jaula con mucho cuidado. Es importante que la habitación esté cerrada, puesto que no es extraño que el ave intente salir a explorar lo que le rodea.
La jaula, ¿cómo debe ser?
La jaula, el hogar de tu agapornis, no puede ser de cualquier forma. Hay que comprar una jaula que sea de buena calidad, a fin de cuentas, va a ser dónde viva el ave durante toda su vida.
Comencemos por el tamaño. Se acostumbra a decir que “cuánto más grande mejor”, pero tampoco hay pues “irse a lo más grande”. Para una pareja, por ejemplo, la jaula tendría que ser de 1 metro de largo, 0,5 metros de ancho y 0,5 metros de alto.
Con lo que para el caso en el que se tendrá una sola debe ser una jaula de 0,5 metros de largo y 0,47 metros de alto y de ancho. Pero lo mejor es que sea una concebida para 2 aves, pues de esta manera el agapornis tiene suficiente espacio para volar. Además de esto, las jaulas siempre y en toda circunstancia tienen juguetes y otros entretenimientos dentro, por lo que se terminan haciendo pequeño.
La forma de la jaula es tan esencial como el tamaño. No ha de ser redonda, ya que esto les provoca inseguridad al no tener un punto de referencia con el que sentirse tranquilos, pues todos y cada uno de los puntos de la jaula son iguales. Tampoco tiene que ser una jaula con forma de casita, ya que al estar fabricadas en su mayoría por plástico, esto imposibilita que puedan escalar por las paredes. Así que, la opción mejor es una jaula cuadrangular con barrotes horizontales para que se puedan agarrar con las patas o el picos. La distancia entre los barrotes no ha de ser de más de uno con cinco cm, eludiendo así que puedan meter la cabeza entre ellos y morir por asfixia.
Por lo menos la jaula tiene que tener dos puertas, una para que se les pueda regentar el agua y el alimento, al tiempo que la otra será a fin de que tengan un nido en el exterior si se fuera dedicar a la cría o bien a fin de que el ave pueda salir a estirar las alas cuando lo desee. Los comederos es mejor que se rellenen desde el lado de fuera, puesto que si se hacen por dentro se les puede dar una senda de escape de la jaula. Con el agua sería lo mismo, comprando un tubo de plástico con el que pueda tomar el animal, en especial en verano.
Existen muchos debates sobre la rejilla inferior en las jaulas de los agapornis. Es verdad que si está no existe, es más simple de adecentar, mas también hace que estos animales coman la comida que se les haya caído al suelo, la cuál puede estar contaminada por sus heces, lo cuál no es nada aconsejable.
En el fondo de la jaula para agapornis hay que poner algo que permita que sea simple de limpiar, como papel de cocina o de periódico, junto con tierra especial para aves o maíz triturado. No hay que usar jamás tierra para gatos, pues su poder de absorción podría secar el buche del ave ni tampoco utilizar papel perfumado.
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