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El Colapso De Las Comisarías Bloquea Los Trámites De Los Ciudadanos Extranjeros

Вторник, 23 Февраля 2021 г. 05:21 + в цитатник

El Colapso De Las ComisaríAs Bloquea Los TráMites De Los Ciudadanos Extranjeros

Los inmigrantes en España enfrentan una carrera de obstáculos para formalizar sus papeles. A las , se aúna el colapso de las comisarías que solo atienden presencialmente y a través de citas previas. Lograrlas supone, en el caso de la capital de España y Barna, pasar semanas entrando cientos y cientos de veces en la web o pagar entre 20 y doscientos euros por un servicio que habría de ser sin costo. “¡No es posible que en mi despacho, uno de los más grandes de España, estemos en turnos de veinticuatro horas ante un ordenador buscando citas!”, exclama el directivo de la consultoría Legalteam, Guillermo Morales Catá. “Tenemos cientos y cientos de clientes pendientes de una fecha para la toma de huellas. Encontrando una al día, ¿cuánto tardaríamos en dar salida a todos?”, cuestiona.

La reanudación de los trámites presenciales tras el fin del estado de alarma ha vuelto a sobrepasar la capacidad de la Policía para atender a los extranjeros. Con miles de trámites acumulados y la capacidad para administrarlos mermada por las demandas de distanciamiento físico, el negocio de las citas previas vuelve a estar en auge. Se venden en despachos, locutorios y hasta en Wallapop. “Llevaba 12 años en España sin papeles y por fin conseguí mi permiso, pero estaba preocupado por el hecho de que solo tenía 30 días para registrar mis huellas y terminé pagando cincuenta euros. Juegan con la desesperación de la gente”, cuenta el salvadoreño Abraham desde Barcelona.

El sol queja fuerte en la comisaría general de extranjería de Aluche, en la capital de España, un edificio amarillo de ventanas azules en medio de la nada. Bordeando el enorme complejo hay estos días cientos de personas que aguardan colas de múltiples horas con la única sombra de una parada de autobús. Hay treinta y cuatro grados, no hay donde adquirir agua, mas sí un seguro de salud que ofertan un par de comerciales a lo largo de la espera. Los policías inspeccionan la cola algunas veces dando instrucciones y despejando las preguntas de los inmigrantes de forma ramplona.

“Intenté lograr mi cita todos y cada uno de los días desde el veintiuno de junio, cuando se retomaron los trámites, hasta el día de ayer [por el martes], que me metí en la página web 153 veces. Y a la 154 lo conseguí”, describe en la cola Noelia Pinto, una hondureña de treinta y cinco años que precisa imprimir sus huellas para renovar su permiso de residencia. Tras la gestión aguardará cerca de cuarenta días hasta el momento en que su nueva tarjeta esté lista y para retirarla tendrá que pedir cita. Otra vez. La situación sería impensable si se tratase de sacar el documento nacional de identidad, En España hay más de cinco millones de extranjeros, según el INE, un sesenta y tres por ciento de fuera de la UE.

La Policía acepta en unas ciento cincuenta comisarías de toda España los 2 trámites fundamentales para los extranjeros que concentran el mayor número de quejas recibidas por este periódico en las últimas dos semanas. Se trata de la toma de huellas, sin la que no se expide la tarjeta de residencia, y la recogida de esa tarjeta. Ninguna de esas gestiones marcha con normalidad. La Policía tampoco está consiguiendo aceptar las demandas de miles de demandantes de asilo pendientes de hacer la entrevista para formalizar su petición. la capital española y Barcelona padecen los mayores colapsos, conforme los abogados consultados. El Gobierno, forzado por la pandemia, en las oficinas de extranjería, mas los trámites que asume la Policía, con unos recursos limitados, es inexcusablemente presencial.

En la comisaría de extranjería de Gràcia, en Barna, la situación se repite. Caras de inseguridad, sofocación y frustración. Medio centenar de personas espera en fila con sus mascarillas. El sacerdote Rudolph Makunge, de treinta y ocho años, lleva desde febrero intentando conseguir una cita para la toma de huellas. La logró, al fin, para el pasado 18 de marzo, mas se canceló y sigue sin poder lograr una nueva. “Estoy buscando ayuda porque no sé qué hacer. Intento todos y cada uno de los días”, detalla Makunge, que emigró desde Tanzania. cita previa de nie Piensa que aquellos con citas canceladas durante el confinamiento “deberían tener prioridad” en el trámite. A unos pasos, un joven se aproxima a uno de los guardas de seguridad. Le reclama que no haya citas. “Es mentira, hay cincuenta al día. Hay que tener un tanto de paciencia. O bastante”, responde el agente. La atención presencial está limitada, los funcionarios siguen trabajando desde casa y se intenta gestionar la demanda desde una sola ventanilla. Las dudas, por e mail.

“Hace falta habilitar más oficinas. Hay una falta brutal de personal y se sostiene un modelo en el que la Policía hace labores de documentación cuando podrían aceptarlas personal administrativo”, sostiene Fernando García Castro, secretario general de CC OO en el Ministerio del Interior. “Falta personal, mas también más eficacia en la gestión”, asevera Francisco Solans, portavoz de la Asociación de Abogados Extranjeristas. “Se puede asignar una cita de forma automática con la resolución de concesión de la residencia, se puede evitar la toma de huellas en renovaciones porque ya están en la base de datos y también se podría entregar la tarjeta a un representante y sin necesidad de cita, mas la obsesión de Interior por el control no lo permite”, añade Solans. El Ministerio del Interior no ha contestado a las preguntas de este diario.

Sin la tarjeta de vivienda en vigor en mano , no se puede viajar en general y se complica firmar un contrato con empleadores que no se fían si no ven el documento físico. “El papel en el que dice que nos dan la residencia no lo admite absolutamente nadie, quieren la tarjeta”, lamenta Luz Marina Rangel, una venezolana de 54 años, desesperada por un trabajo. La mujer se confía a Dios por el hecho de que lleva desde finales de junio intentando recobrar su cita cancelada por la pandemia. “Esto es cruel para nosotros”, lamenta en frente de la comisaría mientras que espera a una amiga. “Ella pagó veinte euros por la cita, mas a otra amiga quisieron cobrarle 200. Yo no tengo trabajo y no me lo puedo permitir con lo que sigo intentándolo con el favor de Dios”. “Si la Administración administra mal las cosas hay gente que se aprovecha”, mantiene Morales Catá, de Legalteam. “¿Tú te imaginas que esto pasara con los españoles?”.


 

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