Jimmy es el muchacho hiperactivo de la celebración de la piñata. A Jimmy le chifan las piñatas y le chifla la fiesta. Jimmy observa a los otros pequeños y espera pacientemente su turno para mantener el palo. Jimmy desea su oportunidad de abrir esa cosa. Jimmy no puede aguardar a abrazar la ceguera, ya que da varios golpes al mache (se supone que hay una de esas cosas al lado del mache, pero no sé de qué manera hacerlo) burro que contiene el misterioso tesoro. Jimmy sabe lo que está a punto de pasar. Jimmy sabe que hay emoción por delante. Jimmy tiene que ver qué hay dentro de ese burro. Jimmy sabe que hay diversión dentro. A Jimmy le encantan las piñatas.

Todos los padres que asisten están observando a Jimmy, mientras que se piñatas redondas mueve poco a poco cara el frente de la fila. Las mamás están escarbando en sus bolsos, buscando puñados de Xanax y hábilmente los acarician en las palmas de sus manos, mientras que los dispensan a las otras mamás nerviosas, cada una con un guiño y una inclinación de la cabeza. Firme, al unísono, como si estuviera haciendo la ola, las tazas llenas de “jugo de uva” empiezan a girar cara atrás a cada paso que Jimmy se acerca a la piñata. Todos en la sala están un poco inquietos, porque el turno de Jimmy se aproxima. Jimmy mueve el palo de forma fuerte. A Jimmy le chifan las piñatas.

Mientras Jimmy toma posesión del palo, hace exactamente lo que todos esperaban. Da un paso adelante y huele violentamente a la piñata. Los otros niños se conmueven y gritan: “Ve a la izquierda” o “Gira a la hacerpinatas.info/blog/como-hacer-pinatas-de-carton-corrugado/ derecha, Jimmy”. Les encanta ver de qué forma se va. La energía es infecciosa. Jimmy no tiene idea de dónde se encuentra en relación con la piñata. ¿De qué manera podría hacerlo? No hay una plan de actuación, el arte del juego es sólo para proseguir balanceándose. Prosigue balanceándose. Accidentariamente rompe el frasco de limonada y se balancea tan fuerte que cae al suelo. Hay razones para la vergüenza, mas Jimmy no tiene el deSeo de sentirse avergonzado. Hay un premio en el burro, y verá lo que hay dentro.

La venda de Jimmy es la inseguridad. La piñata es su vida. Su bastón es su empuje, su seguridad y su orgullo. Jimmy sabe que habrá pastel y helado. A todos se nos da una cierta cantidad de cosas buenas, solo por estar acá. Todos comemos pastel, mas Jimmy quiere la emoción. Quiere ese “algo más”. Está dispuesto a arriesgar los golpes y las fallas, los tropiezos y las caídas, las miradas extrañas, los ineludibles sentimientos de inseguridad que lo van a lograr en algún instante del partido. Jimmy debe romper la piñata. Hay cosas fantásticas, fascinantes y ignotas en la piñata. Jimmy va a encontrar la diversión. A Jimmy le chifan las piñatas.

Conozco a gente como Jimmy. Deseo ser como Jimmy. Deseo ser el tipo que se lúcida cada mañana, se pone la venda en los Gran post para leer ojos y empieza a columpiarse. Deseo ser el tipo que ataca agresivamente la piñata todos y cada uno de los días, pese a los olores, las caídas y el absurdo. Quiero ser el tipo que sienta curiosidad y emoción con lo que está a puntito de abrirse. Deseo llevar mi palo de la confianza, y sé que con él, puedo romper el premio. Deseo saber qué hay en esa piñata.